Hace un
par de días tuiteaba (ya está aceptado por la R.A.E.) con @AdHoc22, un seguidor de Twitter,
acerca del origen y el significado de la expresión “estar grogui”.
Creo que todos tenemos más o menos claro en qué
circunstancias emplearla. Quizás el ámbito en el que más se pueda escuchar sea
el deportivo, aunque se ha generalizado su uso en otros contextos. Pongámonos en situación: Combate de boxeo, últimos asaltos y uno
de los luchadores golpea la mandíbula de su rival con un croché de derecha. El
boxeador que ha recibido el impacto se tambalea y no acaba de caer a la lona. En
ese momento el locutor de televisión se viene arriba y saca a pasear su
ingenio: “el gran campeón está drogui”.
¿Drogui? Vamos, que está como drogado; como si se hubiera “cogido
un cebollón”, para entendernos. La verdad es que usar este término tiene, a
simple vista, más lógica que emplear “grogui”. ¿Qué ha ocurrido aquí? Se ha
producido un caso de paretimología o etimología popular. Este fenómeno lingüístico consiste en la
asociación equivocada de un término a otro, a causa de una semejanza de
significado. Un ejemplo muy conocido es “vagamundo”: una persona que vaga por
el mundo.
En
resumen, señores periodistas deportivos e hispanohablantes en general, empleemos
“estar grogui” y no “estar drogui”, porque si no, podríamos pensar que los
mojitos son una droga.
Vaya Angelito como pilotas!!!. Te seguiré lyendo. Enhorabuena por el blog. Un saludo. Logroño.
ResponderEliminar¿Qué tal, Miguel? Muchas gracias por tu comentario. Seguiremos en ello mientras el tiempo nos lo permita. Nos vemos pronto.
ResponderEliminarGracias por la precisión. Luego de realizar muchas búsquedas al fin di con una explicación que "me cierra". Que estés bien.
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